¿Qué es el cáncer colorrectal?

El cáncer colorrectal (CCR) es un tumor maligno que se forma en los tejidos del colon (la parte más larga del intestino grueso) o del recto (la parte final del tracto digestivo). El cáncer de colon y el cáncer de recto a menudo se agrupan juntos porque tienen muchas características en común. En los países de la UE-27 en 2020, el cáncer colorrectal representó el 12,7% de todos los nuevos diagnósticos de cáncer y el 12,4% de todas las muertes por cáncer. Eso lo convirtió en el segundo cáncer más frecuente (después del cáncer de mama) y la segunda causa de muerte por cáncer (después del cáncer de pulmón).[1]

  • El cáncer colorrectal es el tercero más diagnosticado en hombres (tras los de próstata y pulmón) y el segundo en mujeres (tras el de mama).
  • Es la segunda causa de muerte por cáncer en los hombres (después del cáncer de pulmón) y la tercera en las mujeres (después de los cánceres de mama y pulmón).
  • Las tasas estimadas de incidencia y mortalidad por cáncer colorrectal en 2020 varían dos veces en la UE-27.
  • Las tendencias generales del cáncer colorrectal son crecientes para la incidencia y decrecientes para la mortalidad, pero existen excepciones nacionales y regionales y una gran variabilidad entre los países de la UE-27.
  • La supervivencia a cinco años de los pacientes con cáncer colorrectal diagnosticados en 2000-2007 es mayor en Europa Occidental y menor en algunos países de Europa Oriental.

Signos y síntomas del cáncer colorrectal

Algunos de los signos y síntomas  del CCR son cambios en los hábitos intestinales, como diarrea o estreñimiento, hemorragia rectal o sangre en las heces, dolor o molestias abdominales, debilidad o fatiga y pérdida de peso inexplicable.

Sin embargo, muchas personas con cáncer colorrectal no experimentan ningún síntoma en las primeras fases de la enfermedad.

Según Digestive Cancers Europe[2], el CCR puede no causar síntomas de inmediato, pero cuando aparecen, los síntomas comunes pueden incluir un cambio continuo en los hábitos intestinales que dura más de unos pocos días con la apaarición de diarrea, estreñimiento o sensación de que el intestino no se vacía completamente, heces más estrechas de lo habitual, sangre en las heces (ya sea de color rojo brillante o muy oscura), sangrado rectal con sangre de color rojo brillante, dolores frecuentes por gases, hinchazón, calambres abdominals y  pérdida de peso sin razón conocida.

Detección de cáncer colorrectal

El cribado del CCR es una prueba médica que busca signos de cáncer en el colon y el recto. El objetivo del cribado es detectar posibles tumores malignos antes de que aparezcan los síntomas. Es importante el cribado porque puede ayudar a detectar la enfermedad precozmente, agilizando el tratamiento y siendo más eficiente. Este tipo de cancer es uno de los tipos de cáncer más frecuentes y puede desarrollarse sin causar ningún síntoma en las fases iniciales por ello conviene el cribado ya que puede mostrar sospecha de enfermedad antes de que tenga la oportunidad de extenderse a otras partes del cuerpo.

Existen varios métodos de cribado del CCR, cada uno con sus propios puntos fuertes, débiles y eficaces para detectar el cáncer o sus precursores[3].

Análisis de sangre oculta en heces

El método de cribado del CCR más estudiado es la prueba de sangre oculta en heces (SOH). Se trata de una prueba no invasiva que puede realizarse en casa, cogiendo la muestra y llevandola a su centro de salud. Ha demostrado reducir la mortalidad por CCR hasta en un 20% si se realiza cada dos años y posiblemente más si se realiza cada año. Esto se debe a que la prueba puede detectar el CCR en las primeras fases, a menudo antes de que aparezcan los síntomas, cuando el tratamiento es más eficaz.

Cribado endoscópico: sigmoidoscopia y colonoscopia

Los métodos de cribado endoscópico como la sigmoidoscopia y la colonoscopia son los procedimientos más directos de detectar adenomas o CCR. Estos métodos utilizan un tubo delgado y flexible con una luz y una cámara conectadas al extremo para examinar visualmente el recto y el colon inferior o el colon al completo.

La sigmoidoscopia, que examina únicamente el recto y la parte inferior del colon, se ha relacionado con una reducción de la incidencia del CCR distal en estudios de casos y controles y estudios de cohortes no controlados. Sin embargo, debido a la falta de pruebas procedentes de ensayos aleatorizados, algunos países se han mostrado reticentes a introducir la sigmoidoscopia como método de cribado estándar. Para solucionar este problema, se están llevando a cabo ensayos en el Reino Unido, Italia y EE.UU. en los que se está evaluando su eficacia.

Análisis de ADN en heces y colonoscopia virtual

Aparte de los métodos tradicionales, los investigadores están estudiando activamente nuevas técnicas de cribado del CCR. Un método prometedor consiste en extraer ADN de muestras de heces y analizarlo en busca de marcadores genéticos específicos asociados al CCR. La sensibilidad de estos marcadores para detectar adenomas (precursores del cáncer) aún no se conoce del todo, pero los primeros resultados son prometedores y muestran una especificidad superior a la de la prueba de sangre oculta en heces.

La colonoscopia virtual, otra técnica innovadora, utiliza tecnología de imagen avanzada para generar una imagen detallada del colon, descartando a los individuos sin neoplasia (crecimientos anormales) y reservando así la colonoscopia para los pacientes que requieren una intervención terapéutica. La sensibilidad de la colonoscopia virtual para los adenomas de gran tamaño y el CCR parece ser alta, lo que la convierte en una opción potencial para la investigación adicional en pacientes con pruebas de cribado basadas en heces positivas.

Las directrices de la UE recomiendan que las personas de riesgo medio empiecen a someterse al cribado del cáncer colorrectal a los 50 años y continúen haciéndolo periódicamente cada 2-10 años, según el tipo de prueba utilizada. Las personas con antecedentes familiares de CCR u otros factores de riesgo pueden necesitar empezar el cribado antes y someterse a pruebas más frecuentes.

Tratamiento

Si se detecta un CCR durante el cribado, existen muchas opciones de tratamiento, como cirugía, quimioterapia y radioterapia. Cuanto antes se detecte el cáncer, más probabilidades hay de que el tratamiento tenga éxito y la persona pueda curarse.

El CCR ha evolucionado mucho con los años. La complejidad de la enfermedad requiere un enfoque multidisciplinar, y a menudo es necesaria una combinación de cirugía, quimioterapia, radioterapia y terapias dirigidas. El factor más crítico para determinar la estrategia de tratamiento es el estadio de la enfermedad en el momento del diagnóstico[4].

Resección quirúrgica

La resección quirúrgica sigue siendo la principal modalidad de tratamiento del CCR localizado, con el objetivo de extirpar todo el tejido tumoral y los ganglios linfáticos afectados. Los avances tecnológicos han permitido desarrollar técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas, como la cirugía laparoscópica. Se ha demostrado que estos métodos tienen resultados oncológicos comparables a los de la cirugía abierta convencional, con las ventajas añadidas de una menor pérdida de sangre, estancias hospitalarias más cortas y una recuperación más rápida. En los pacientes con CCR avanzado se suele recomendar quimioterapia neoadyuvante (preoperatoria) o adyuvante (postoperatoria) para reducir el riesgo de recidiva del cáncer. La quimioterapia sistémica también puede desempeñar un papel fundamental en el tratamiento de la enfermedad metastásica, reduciendo potencialmente el tamaño de los tumores y mejorando la supervivencia.

Terapias dirigidas

Los últimos avances han visto la introducción de terapias dirigidas que pretenden interferir en vías moleculares específicas que impulsan el crecimiento y la propagación del cáncer. Por ejemplo, anticuerpos monoclonales como el bevacizumab y el cetuximab actúan sobre el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) y el receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR), respectivamente, inhibiendo el crecimiento y la progresión del tumor.

Inmunoterapia

Además de estos enfoques convencionales, la inmunoterapia se ha mostrado como una opción terapéutica prometedora en determinados subgrupos de pacientes con CCR. Los inhibidores del punto de control inmunitario, como el pembrolizumab, han demostrado su eficacia en pacientes con tumores deficientes en la reparación de emparejamientos erróneos (dMMR) o con alta inestabilidad de microsatélites (MSI-H).

Medicina personalizada y perfil molecular de los tumores

Por último, la medicina personalizada y los perfiles moleculares de los tumores están transformando el tratamiento del CCR. Mediante la identificación de mutaciones genéticas específicas en los tumores, los médicos pueden adaptar las estrategias de tratamiento más eficaces para cada paciente.

Aunque se han logrado avances significativos, la investigación y los ensayos clínicos continuados son cruciales para mejorar las estrategias de tratamiento y los resultados de los pacientes con CCR. Esto incluye la exploración de nuevas terapias dirigidas, la optimización de los protocolos de tratamiento existentes y la investigación continua de los fundamentos genéticos y moleculares de esta compleja enfermedad.

Factores de riesgo

El CCR es un importante problema de salud en todo el mundo, y conocer los factores de riesgo asociados a su desarrollo es crucial para su prevención y detección precoz. En un reciente artículo científico[5], los investigadores llevaron a cabo una revisión exhaustiva y un metaanálisis para identificar y cuantificar el impacto de diversos factores de riesgo en la incidencia del CCR. Mediante el análisis de las pruebas publicadas, arrojaron luz sobre los factores demográficos, conductuales y ambientales que contribuyen a aumentar el riesgo.

  • Uno de los resultados más sorprendentes del estudio fue la relación entre la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y el CCR. Se observó que el riesgo de padecer CCR era 2,93 veces mayor en las personas con EII que en las que no la padecían. Esto resalta la importancia de un seguimiento estrecho y un tratamiento proactivo de los pacientes con EII para minimizar su riesgo de CCR.
  • Otro factor de riesgo importante son los antecedentes familiares de CCR en parientes de primer grado. Se observó que las personas con antecedentes familiares de la enfermedad tenían un riesgo 1,8 veces mayor de desarrollar CCR. Esto remarca la importancia de la predisposición genética y de las revisiones periódicas y la detección precoz en personas con antecedentes familiares de CCR.

El estudio también examinó el impacto de los factores relacionados con el estilo de vida en el riesgo de CCR:

  • El índice de masa corporal (IMC) se asoció a un mayor riesgo de CCR, con un aumento de 1,10 veces por cada 8 kg/m² de aumento del IMC. Esto subraya la importancia de mantener un peso saludable mediante el ejercicio regular y una dieta equilibrada para reducir el riesgo de CCR.
  • La actividad física se reveló como un factor protector frente al CCR, observándose un riesgo 0,88 veces menor por cada dos desviaciones estándar de aumento en la puntuación de actividad física. La práctica regular de ejercicio, como caminar a paso ligero o realizar actividades aeróbicas de intensidad moderada, puede contribuir a reducir el riesgo de CCR.
  • Se observó que el consumo de tabaco aumenta el riesgo de CCR, con un riesgo 1,06 veces mayor por cada 5 paquetes/año de tabaco. Esto subraya la importancia de los programas y políticas para dejar de fumar con el fin de reducir la carga del CCR.
  • Los factores dietéticos también se asociaron con el riesgo de CCR. Se observó que el consumo de carne roja aumentaba el riesgo de CCR, con un riesgo 1,13 veces mayor por cada 5 raciones semanales. Por otro lado, un mayor consumo de fruta (3 raciones al día) y verdura (5 raciones al día) se asoció a un menor riesgo de CCR, con reducciones del riesgo de 0,85 y 0,86, respectivamente. Estos hallazgos ponen resaltan la importancia de adoptar una dieta saludable rica en frutas y verduras y reducir el consumo de carne roja.

[1] Source: ECIS – European Cancer Information System. From https://ecis.jrc.ec.europa.eu, accessed on 19/06/2023 © European Union, 2023
[2] https://digestivecancers.eu/colorectal-symptoms/
[3] W. Atkin (2003) Options for Screening for Colorectal Cancer, Scandinavian Journal of Gastroenterology, 38:237, 13-16, DOI: 10.1080/00855910310001421
[4] Shinji S, Yamada T, Matsuda A, Sonoda H, Ohta R, Iwai T, Takeda K, Yonaga K, Masuda Y, Yoshida H. Recent Advances in the Treatment of Colorectal Cancer: A Review. J Nippon Med Sch. 2022 Jun 28;89(3):246-254. doi: 10.1272/jnms.JNMS.2022_89-310. Epub 2022 Jan 25. PMID: 35082204.
[5] Johnson CM, Wei C, Ensor JE, Smolenski DJ, Amos CI, Levin B, Berry DA. Meta-analyses of colorectal cancer risk factors. Cancer Causes Control. 2013 Jun;24(6):1207-22. doi: 10.1007/s10552-013-0201-5. Epub 2013 Apr 6. PMID: 23563998; PMCID: PMC4161278.